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Tubo de escape

¿Cuándo cambiar el tubo de escape?

El sistema de escape de un coche permite la salida al exterior de los gases producidos en la combustión del motor. No sólo mejora el rendimiento y evita que el aire del habitáculo sea irrespirable, también se encarga de minimizar el ruido del vehículo. De todo el sistema, su pieza más reconocible es sin duda el tubo de escape. Es una parte esencial del sistema, y a menudo pasa desapercibido, pero desempeña un papel muy importante en el rendimiento del automóvil.

Debido a su ubicación y exposición constante al calor y a los elementos externos, el tubo de escape puede sufrir diversos problemas a lo largo del tiempo. El problema más común que puede llevarnos a necesitar un cambio de tubo de escape es la corrosión. Al situarse en la zona exterior del vehículo está expuesto a lluvia, altas temperaturas, salitre… el óxido puede provocar fugas en el tubo, con sus consecuencias para el vehículo y para nuestra salud.

Otro problema común son los impactos del tubo. No ya tanto con otros coches, ya que hace tiempo que el tubo de escape se protege en la mayoría de diseños bajo la carrocería, pero sí que puede sufrir muchos impactos inferiores debido a objetos en la carretera, badenes, caminos irregulares…. Como con le óxido, las abolladuras o grietas pueden llevarnos a sufrir fugas.

El tercer problema más común tiene mejor arreglo, y son las fugas de juntas del tubo, que con el tiempo pueden aflojarse debido a las vibraciones normales de la conducción. Normalmente estas fugas se solucionan con un reajuste, y no es necesario cambiar por completo la pieza.

Para evitar estos problemas, lo mejor es realizar una revisión regular del tubo de escape. Un vistazo periódico puede detectar a tiempo daños físicos o signos de corrosión antes de que sean irreparables. Y, por supuesto, debemos seguir el programa de mantenimiento recomendado por el fabricante, que incluirá recambio de piezas desgastadas como el silenciador o el catalizador.

A la hora de circular, debemos tener cuidado con los elemento corrosivos que podamos encontrar en carretera, como por ejemplo la sal para el deshielo, o el salitre de las zonas costeras. Lavar los bajos del coche con frecuencia ayudará a eliminar los restos que puedan corroer el tubo. Igualmente, debemos tener cuidado con baches u objetos en la carretera, para minimizar los golpes que pueda sufrir el tubo. Los acelerones y frenazos bruscos tampoco benefician al tubo, como a tantas otras partes del coche, ya que provocan más riesgo de desajuste de las piezas del escape.

El cuidado adecuado del tubo de escape es esencial para mantener tu vehículo en óptimas condiciones de funcionamiento. Si necesitas cambiarlo, recuerda que en Delfincar contamos con tubos de diversos modelos para asegurar el correcto funcionamiento del sistema de escape de tu coche.

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