Estos días hemos tenido ya las primeras lluvias del otoño, y nuestro coche debe estar listo para conducir con seguridad sin importar las condiciones.
Uno de los elementos que nos ayuda a ello cuando llueve son los limpiaparabrisas. Su buen funcionamiento nos asegura que gocemos de la visibilidad adecuada, por lo que comprobar su buen estado y mantenerlas en óptimas condiciones es algo fundamental.
Si el limpiaparabrisas no funciona bien, nos ofrecerá varias señales que no debemos ignorar: ruido, movimientos bruscos, zonas que quedan sin limpiar o con neblina…
Todo lo que no sea una limpieza suave y efectiva (pruébalos echando agua a tu parabrisas, no esperes a descubrirlo conduciendo en plena lluvia) es señal de que el caucho se ha endurecido, quizá a causa de los cambios de temperatura del verano, y ya no ejerce la presión adecuada.
Si tienes algunos de los problemas mencionados, entonces lo mejor es cambiar las escobillas por unas nuevas. Normalmente deberás hacerlo una vez al año.
¿Y cómo atrasar este momento? Cuidando las escobillas.
Por ejemplo, si nuestro parabrisas tiene hielo, barro… lo mejor es limpiarlo con un paño nosotros, para evitar que las escobillas se dañen con el roce. Por el mismo motivo, es recomendable limpiar el parabrisas regularmente, para evitar que se acumulen suciedad que pueda estropear la escobilla al deslizarse.
En cuanto a las escobillas en sí, lo ideal es limpiarlas con agua y jabón una vez al mes. Y revisar el líquido limpiaparabrisas, para que realicen mejor su función. Recuerda que, si tienes que mezclar tú el líquido, es recomendable que uses agua que no tenga cal, para que ésta no obstruya los eyectores.
Hablando de líquidos: olvidad los inventos caseros, las mezclas propias, y demás. Utilizad un producto específico, que ya lleva anticongelante, jabón, y todo lo que necesita tu parabrisas, en su justa medida.
Y recuerda que, si necesitas recambios para tu limpiaparabrisas, puedes encontrarlos en Delfincar.
