Los turbocompresores de geometría variable (VGT, por sus siglas en inglés: Variable Geometry Turbocharger) son una evolución de los turbos convencionales, diseñados para mejorar la eficiencia y el rendimiento de los motores, especialmente en un rango más amplio de revoluciones.
Los VGT ajustan la posición de las aspas dentro del caracol de la turbina para modificar el flujo de gases de escape que impulsan la turbina. Esto se logra mediante un conjunto de alabes móviles controlados electrónicamente o neumáticamente.
A bajas revoluciones: Los alabes se cierran, reduciendo el área de paso de los gases de escape, lo que acelera el flujo y permite que la turbina gire más rápido. Esto ayuda a reducir el turbo lag y mejora la respuesta del motor en bajas revoluciones.
A altas revoluciones: Los alabes se abren, aumentando el área de paso, lo que permite que un mayor volumen de gases pase sin generar exceso de presión. Esto evita sobrepresiones y mejora la eficiencia del turbo.
Ventajas de los VGT
-Mejor respuesta a bajas RPM (reduce el turbo lag).
-Mayor eficiencia en todo el rango de revoluciones.
-Optimización de la presión del turbo, evitando picos de presión dañinos.
-Mejor consumo de combustible, al aprovechar mejor la energía de los gases de escape.
-Reducción de emisiones contaminantes, especialmente en motores diésel.
Problemas o desventajas
-Mayor complejidad y costos de fabricación.
-Sensibles a la acumulación de carbonilla, especialmente en diésel con mantenimiento deficiente.
-Reparaciones costosas en caso de fallas en el actuador o los alabes.
Los turbocompresores de geometría variable son muy comunes en motores diésel modernos, aunque algunos motores de gasolina de alto rendimiento también los usan. Marcas como Porsche han implementado esta tecnología en modelos como el 911 Turbo.
En resumen, los VGT han revolucionado el rendimiento de los motores al proporcionar la potencia de un turbo grande con la respuesta rápida de un turbo pequeño.
