Lanzado por primera vez en 1908, el Ford T cambió para siempre la forma en que el mundo veía el transporte. No solo fue el primer automóvil asequible para las masas, sino que también marcó el inicio de la producción en cadena, revolucionando la industria automotriz y estableciendo el estándar para la fabricación en masa.
Hay multitud de artículos y más de una película sobre el hito que supuso el coche de Henry Ford. Pero hoy vamos a centrarnos en lo que más nos interesa, su motor.
El mayor avance del motor del Ford Modelo T fue su simplicidad, durabilidad y facilidad de mantenimiento, que lo hicieron accesible para las masas.
El Ford T estaba equipado con un motor de 4 cilindros en línea de 2.9 litros (177 pulgadas cúbicas). Aunque tenía solo 20 caballos de fuerza, era suficiente para mover el vehículo a una velocidad máxima de alrededor de 72 km/h, una velocidad notable para la época. El motor funcionaba con gasolina, pero también era compatible con etanol y queroseno, lo que lo hacía versátil.
Su diseño era notablemente sencillo. Esto facilitaba su mantenimiento y reparación, incluso por los propios dueños sin necesidad de un mecánico especializado. Su construcción sencilla permitía que fuera robusto y fiable, lo que contribuyó a su éxito.
Utilizaba un sistema de encendido por magneto en lugar de baterías, lo que mejoraba la fiabilidad del vehículo y reducía el coste de producción. Este sistema generaba su propia electricidad a través de un volante magnético, lo que hacía que el auto fuera más fácil de arrancar y operar en comparación con otros vehículos de la época.
El Ford T fue uno de los primeros automóviles en tener el bloque del motor y la caja de cambios fundidos en una sola unidad. Esto no solo simplificaba la producción y el ensamblaje, sino que también ayudaba a reducir el peso y el costo total del vehículo.
El motor utilizaba un sistema de lubricación por salpicadura, en el que el aceite era distribuido a las partes móviles a través del movimiento natural de las piezas internas. Si bien este sistema no era tan sofisticado como los sistemas de lubricación a presión moderna, era adecuado para los requerimientos del motor y ayudaba a reducir el desgaste de las piezas.
Aunque el motor del Modelo T no fue el más avanzado tecnológicamente en comparación con algunos autos de lujo de la época, su eficiencia, simplicidad y durabilidad lo convirtieron en el corazón del automóvil que revolucionó el transporte y la industria automotriz. Gracias a estos avances, el Ford T se convirtió en el primer automóvil verdaderamente accesible para las masas, transformando la movilidad en los Estados Unidos y más allá.